Responder a lo esencial sin dejar de atender lo tangencial

Uno de los desafíos de los diseñadores curriculares es crear programas que combinen la pertinencia con la permanencia. Un programa que mientras responda a las necesidades puntuales del momento a la vez pueda permanecer en el tiempo sólidamente anclado. En la práctica esto es imposible sin hacer algún tipo de modificación periódica a los programas educativos.

No obstante esta utopía educativa, los diseñadores curriculares deben esforzarse por mantener un sano equilibrio entre estos dos aspectos claves para la formación teológica del creyente. Una forma de lograr esta meta es definir ejes transversales o núcleos programáticos que permanezcan fijos a lo largo de todo el programa y dentro de estos ejes dar lugar a temas o materias tangenciales que respondan a necesidades puntuales del momento.[1]

La forma tradicional de organizar los bloques de contenido atendiendo a categorías clásicas como Teología, Historia, Biblia, Ministerio, etc. podría no ser totalmente funcional si queremos lograr el balance entre pertinencia y permanencia. Debemos hilar más fino para llegar a categorías que respondan al objetivo mayor de formar hombres y mujeres de acuerdo al carácter de Cristo.

Algunos diseñadores han sugerido las áreas de conocimiento, carácter y habilidades ministeriales como ejes fundamentales a través del cual se desarrolle todo el currículo. Otros han ampliado estas categorías mayores y han señalado otras áreas como: Manejo de la Escritura, Relaciones interpersonales, Vida devocional, Destrezas en el ministerio y Mayordomía personal. En todo caso, es importante hacer un esfuerzo por mantener ejes definidos alrededor de las cuales organicemos los contenidos educativos y abrir el espacio necesario para incluir tópicos relevantes al momento.

Un ejemplo de algunos temas que pueden ser tratados en el programa de formación teológica y que al mismo tiempo responden a una coyuntura particular podrían ser los siguientes:

  1. Influencia de las redes sociales en la cosmovisión del cristiano.
  2. El movimiento gay y su impacto en la sociedad
  3. El fenómeno de las megaiglesias y las iglesias emergentes como modelos de iglecrecimiento.
  4. El movimiento Neopentecostal frente a las iglesias históricas y denominacionales.
  5. Pensamiento postmoderno e interpretación bíblica.
  6. La reconfiguración de la estructura familiar en Venezuela.
  7. Liberación espiritual y exorcismo institucional: un acercamiento al reino de las tinieblas desde una perspectiva bíblica.

Aunque estos parecen títulos más bien de conferencias, en realidad son temas con los cuales el creyente se enfrenta en su cotidianidad. Las instituciones teológicas deben hacer espacio para tocarlos en profundidad y preparar a los creyentes para ofrecer respuesta solida, bíblica y persuasiva a cada uno.


[1] Esta forma de pensamiento fue la que llevó, entre otras razones, a los educadores de la edad media a pensar en el “trivio” y “cuadrivio” como los ejes transversales que debían dominar la educación en las artes liberales.